Puede ser que si te hablo de Obejo salvo que vivas por la zona no sepas lo que te estoy contando, sin embargo si te digo que tiene entre sus núcleos de población se encuentre Cerro Muriano puede que la cosa cambie.
Por no ser repetitivo con el puede, redundo y te comento que Cerro Muriano fue un lugar donde tus abuelos más bien y algunos que sean más mayores recuerden que era un lugar donde se hacía el servicio militar.
Viaje a Obejo, toda una experiencia para conocer
Llegar a Obejo es como adentrarse en un rincón olvidado del tiempo.
Tras recorrer la sinuosa carretera que atraviesa la Sierra Morena, el pequeño pueblo aparece entre colinas cubiertas de encinas y olivos, como un secreto bien guardado de la provincia de Córdoba.
Calles empedradas y fachadas encaladas
Las calles empedradas de Obejo me reciben con la calma que solo un pueblo serrano puede ofrecer.
Las fachadas encaladas reflejan la luz del sol y los vecinos, amables, observan con curiosidad al visitante.
La iglesia de San Antonio Abad se alza en el corazón del municipio, testigo silencioso de siglos de historia.
En sus alrededores, las casas aun conservan esa esencia particular de la arquitectura tradicional andaluza, con macetas rebosantes de geranios y ventanas de rejas forjadas.
Tradiciones: La danza de espadas en honor al santo
Mientras paseo por sus preciosas calles llenas de macetas sobre el blanco de las casas, descubro que Obejo tiene una tradición muy especial: la danza de espadas en honor a San Benito Abad.
Me cuentan que se trata de una costumbre antiquísima, que algunos sitúan en tiempos medievales, cuando los soldados cristianos celebraban sus victorias con estas coreografías marciales.
Me prometo a mí mismo al inicio del verano, volver en julio para presenciar la festividad en directo.
Cerro Muriano y Obejo
Siguiendo la ruta, me alejo un poco del casco urbano y me dirijo a Cerro Muriano, una pedanía de Obejo con un pasado singular.
A medida que me acerco y llego a Cerro Muriano noto el cambio en la atmósfera: aquí, la presencia militar ha sido parte de la identidad local durante décadas.
Antaño, miles de jóvenes españoles hicieron su servicio militar en la base de Cerro Muriano.
Hoy, la Brigada ‘Guzmán el Bueno’ X sigue operando en la zona, y la historia de esta unidad militar se entrelaza con la vida de los habitantes.
Pero Cerro Muriano no es solo cuarteles y maniobras.
Me maravilla su entorno natural, con extensos paisajes donde el monte mediterráneo se mezcla con antiguas minas.
De hecho, me entero de que esta zona tuvo una gran actividad minera desde tiempos romanos, cuando el cobre era extraído de sus entrañas.

De vuelta en Obejo, me siento en una pequeña plaza a descansar y disfrutar de una tapa acompañada de un vino de la tierra.
Mientras saboreo la gastronomía local, pienso en todo lo que este pequeño rincón tiene por ofrecer: historia, tradiciones vivas, paisajes de ensueño y una tranquilidad que es difícil de encontrar en otros lugares.
Obejo no es solo un destino, es una experiencia. Y, sin duda, un lugar al que volveré.
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Imágenes cortesía de
Edmundo Sáez, CC BY-SA 4.0, via Wikimedia Commons (iglesia de San Antonio Abad)
Antonio Montilla Lucena, CC BY-SA 3.0, via Wikimedia Commons (explotaciones mineras)