Una de las historias granadinas que pertenecen ya a la memoria colectiva reciente es sin duda la del vendedor de garrapiñadas de las Titas.
Dicho de este modo, puede que te desorientes algo si eres menor de 40 años.
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Anécdotas sobre le vendedor de garrapiñadas de las Titas
Para situarte tendrías qué saber antes qué son las garrapiñadas y después qué son Las Titas.
Me ha llegado así de repente este recuerdo como el anterior de hace unos días del publicista Villalba.
Puede que me esté haciendo viejo y esté volviendo a mi ciudad después de treinta años en otros lugares.
Qué son las garrapiñadas
Para situarnos, ahora se, perdona la expresión, se huele menos en el ambiente. Existía en Navidad cuando paseabas por Puerta Real, ese olor a garrapiñadas y peladillas que en los últimos años se ha perdido.
Era típico observar como en la Acera del Casino cuando te acercabas a la altura del Centro Artístico existían puestecillos ambulantes de garrapiñadas, que consistían en freir almendras o maní en azúcar, un almíbar que mezclado con el maní le daba un toque crujiente al fruto seco.
Si deseas saber qué son las garrapiñadas, mira el enlace → garrapiñadas. Me alegra saber que se mantiene viva la tradición, y prueba de ello es el enlace anterior.
Qué son las Titas
De entrada, si eres joven seguro que tienes tías, titas, alguna por lo menos. Si eres un poco más mayor, te quedarán pocas salvo que sean octogenarias o nonagenarias, esos lindos seres que nos muestran todo su cariño.
Pero no voy por ahí. Escribo de otras titas, del quiosco de las Titas que ha sufrido varias remodelaciones a lo largo del tiempo.
Hace, valga la redundancia, hace tiempo que no paso por allí. Espero en breve acercarme para ver que hay de nuevo.
El hombre de las garrapiñadas
En esta entrada, hago una reseña, más bien una evocación al hombre de las garrapiñadas, con un mostacho o bigote característico, que acompañado de su canasta en la mano, pasaba canturreando sus bolsitas de garrapiñadas.
El hombre que vendía garrapiñadas y otros frutos secos en el Quiosco de las Titas, aunque siempre las recordaré por las garrapiñadas de Las Titas.
Un hombre con bigote sin barba vendiendo frutos secos con un canastillo en la mano por el parque de la ciudad.
No así como las fotos que muestro. Deja un comentario y cuéntanos si conoces algo sobre esta historia.
¡Orsowey!
Yo le oía decir algo así como wey u orsowey,y puede que al ver una foto de aquel personaje de Orsowey me haya venido el recuerdo.
Aunque lo cierto que decía era cacahuey, ca-ca-huei .
No sé si me entiendes.
Aunque también quería evocar las garrapiñadas y peladillas (esas almendras recubiertas de una masa blanca que parecían habichuelas o alubias) que eran tan características en Navidad.