Aquella noche no pasó nada, ella se me insinuó varias veces.
En realidad no era de la villa, sino de San Courage, a dieciocho millas del lugar. Un sitio frondoso de pinares y donde se desarrolla la industria maderera, que va transportada por el río unas veces y otras veces por el tren de las diez de la mañana.
Era además la maestra del pueblo, luego no era del lugar, venía de más lejos.
Tenía ciertos rasgos irlandeses y le gustaba el wisky como el que más (me confió en secreto que su familia eran grandes bebedores) de wisky de malta.